> LA ACCIÓN

 

Desde los tobillos al cuello, con plumas engarzadas en agujas hipodérmicas, Manu punza aguja a aguja, pluma a pluma hasta cubrir mi cuerpo.

Me viste de plumas en absoluto silencio.

Me transforma en un pájaro, en vedette de lupanar. En ángel, en chamán ... en dios precolombino, en un ajusticiado del lejano oeste, ...

Y bailo. Bailamos todos.

Mis pies generan música

¿Música? Un ruido hiriente y amelódico, atonal, chirriante, desestructurado y arrítmico. Un ruido que combate y destroza las caducas estructuras predecibles. Un ruido que combate los viejos cerebros ufanos de albergarlas.

“Y me visto ...” habla de esfuerzo, de dolor y cambio. Habla de aceptación y confianza. De superación y rebeldía. De mutación. De la vuelta a aquel tiempo que jamás existió en que tuvimos alas.

Mi amigo Manu, a quien pronto hará 50 años que conozco, me acompaña en este viaje. A nadie más daría la confianza de taladrar mi piel, de engalanarme.